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SI ME NECESITAS… LORCA

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Emitido en La mañana de COPE Granada.

Lo contó Cahiers du Cinema en 1956. Era una de esas mañanas en las que Hemingway salía de pesca con sus amigos. En la soledad del mar, esperando que algún pez picara el anzuelo, Howard Hawks,  – el mítico director de «La fiera de mi niña», «Luna Nueva» o «Bola de fuego» – se apostó con el futuro premio Nobel que él sería capaz de hacer una buena película de su peor relato. ¿Y cuál es mi peor relato?, le preguntó con sorna Hemingway. «Tener y no tener». Es espantoso.

El caso es que Hawks, ayudado nada menos que por otro Nobel como William Faulkner, armó un guión espectacular y rodó una obra maestra, ambientada en la Martinica, durante los años de la II Guerra Mundial y protagonizada por Humphrey Bogart y quien sería el gran descubrimiento de la cinta, una bellísima y jovencísima Lauren Bacall. Dos premios Nobel de Literatura, un director mítico, un ambiente colonial denso y tropical, un monstruo como Bogart y una belleza como Bacall. Nada podía fallar. Aunque no la hayan visto – cosa que dudo y que de ser cierta deberían corregir a la mayor brevedad – estoy seguro de que todos recordarán aquella frase mítica que estará siempre asociada a la película: Si me necesitas, silba.

Esta bendita ciudad no es la Martinica, aunque parece estar más lejos de la realidad que aquella Martinica colonial lo estaba del París metropolitano de la época. Y no sé si nuestro alcalde se ha apostado algo mientras pescaba un resfriado, que es lo único que puedes pescar por aquí en pleno invierno, pero lo de sacarse un Año Lorca de la chistera y para ya, suena a improvisación, rezuma oportunismo y sobre todo, es un desprecio a Lorca, el comodín de todos nuestros políticos, sean de izquierdas o de derechas, cultos o incultos, altos o bajos, internos o mediopensionistas. Parece que cuando no saben qué hacer y cómo, al parecer, no saben silbar – solo tienes que juntar tus labios y soplar, le decía Bacall a Bogart – cuando necesitan algo… Lorca.

La llegada del legado del poeta se parece cada vez más al culebrón – al fin finiquitado – del Metro y aún vivito y coleando del AVE. Son esas cosas que en Granada siempre están llegando y al final llegan. Aunque eso sí, cuando los niños que llevaron el ramillete de flores para que el alcalde de turno pusiera la primera piedra, reposan junto a ella con el ramillete de flores sobre su nombre esculpido en una lápida. Aquí los tiempos son eternos y el sueño, eterno, como esa otra obra maestra de Hawks, también protagonizada por Bogart y Bacall.

El mismo ayuntamiento que se plantea con casi veinte años ser la Capital Cultural de Europa en 2031, nos sorprende con un Año Lorca pergeñado en los cuatro días festivos de esta Navidad. Así no se hacen las cosas. Recurrir a la figura de Lorca como salvavidas político cada vez que a los inquilinos de la plaza del Carmen les viene bien no nos ayuda a ser una capital referente de la cultura. Sin programa ni presupuesto – como la propia ciudad –, me imagino, y ahora sí que hago una apuesta con ustedes, que al Año Lorca va a tener menos repercusión que unas Jornadas de Homenaje organizadas por cualquier instituto.

Conmemorar los 120 Años del Nacimiento de Lorca – al menos han tenido la suerte de que les apareciera un año redondo -, para celebrar la llegada del legado, sobre todo teniendo en cuenta cómo van a llegar los papeles del poeta, es delirante. Nunca sabremos que pasó realmente con la gestión económica del Centro Lorca. Al fin y al cabo, en Granada, cuando no se sabe qué hacer, en lugar de silbar, se grita Lorca. Y en paz.


2 comentarios

  1. Anónimo dice:

    ¡Me parece un artículo magnífico!.

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  2. Anónimo dice:

    ¡Me parece un artículo magnífico!

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