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CLAVELES DE LIBERTAD


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Cuando Radio Renascença, emisora de la Iglesia Católica, emitió Grândola Vila Morena, la canción prohibida de Zeca Afonso, el Movimiento de las Fuerzas Armadas se puso en marcha y el salazarismo sin Salazar, que se derrumbaba a causa de las guerras coloniales y el agotamiento de medio siglo de dictadura, cayó estrepitosamente en Portugal. Esa noche, el conductor del blindado que encabezaba la columna encargada de tomar el centro neurálgico de la dictadura y que dirigía el capitán Salguiero Maia, se detuvo ante un semáforo en rojo. Poco después, el portero de Rádio Clube Português conminó a los militares que querían hacerse con la emisora para anunciar el levantamiento a que volvieran más tarde porque «no eran horas para hacer la revolución» y no habría nadie hasta las siete. Tras insistirle, cedió. Pero el comunicado no se transmitió hasta pasada esa hora. Amanecía en Rossío y uno de los sublevados pidió un cigarrillo a Celeste Martins que volvía a casa. Sólo llevaba un ramo de claveles; le dio uno al soldado que lo puso en el cañón de su fusil, al igual que sus compañeros, y fue aquel gesto el que dio nombre a la Revolución de los Claveles.

El 25 de Abril fue una revolución sin disturbios, con sólo unos cuantos disparos y ayuna de violencia. Aquella noche demostró que, como escribió Pessoa, los portugueses son tiernos y poco intensos. La idea del golpe se fraguó mientras Saraiva de Carvalho y Vasco Lourenço cambiaban la rueda pinchada del coche en el que volvían de una reunión ilegal de oficiales descontentos. Como contó Lourenço años después, le dijo a su compañero que no iban solucionar nada con manifiestos, que debían dar un golpe de Estado y convocar elecciones. Saraiva contestó: «¿Pero tú también piensas así?».

Los claveles de abril se convirtieron en un símbolo eterno de Libertad. El salazarismo agonizaba, malvivía aislado del mundo, en un país que no entendía y separado de un pueblo que ansiaba democracia y libertad. Los rescoldos de la dictadura se apagaron en días. Como dijo el capitán Salgueiro Maia a sus hombres esa noche en Santarem: «Señores míos, como todos saben, hay diversas modalidades de Estado. Los estados socialistas, los capitalistas y el estado al que hemos llegado. Así, en esta noche solemne, vamos a acabar con el estado al que hemos llegado». Acabaron con él e iniciaron el camino de la democracia que medio siglo después, celebramos gozosos: 25 de Abril, sempre!


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