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Júbilo matinal

Cuando leemos la prensa, escuchamos la radio o vemos la televisión podemos hacerlo con una actitud de mero espectador o con espíritu crítico. En mi caso suelo ser crítico y he llegado a la conclusión de que muchos de los que participan en los medios de comunicación hablan de cualquier cosa sin el menor conocimiento. La red nos ha enseñado que toda opinión puede compartirse con el mundo, pero toda opinión debe nacer unida a la responsabilidad de quien ejercita el inalienable derecho a la libertad de expresión. Todos tenemos derecho a opinar pero si somos responsables sólo lo haremos de aquello que conozcamos.

Un trineo en la cubre del Untersberg. Salzburgo (Austria).

Cuando todo terminó, cuando el peligro dejó de amenazar y los felices desenlaces fueron distribuidos a manos llenas; cuando nos dirigíamos a casa con nuestros sombreros ladeados sobre la cabeza, después de haber sacudido de nuestros neumáticos el polvo de Steeple Bumpleigh, confesé a Jeeves que hubo momentos durante los recientes acontecimientos en que Bertram Wooster, aún sin desfallecer, estuvo muy cerca de la desesperación.

– A un pelo, Jeeves.

– Indiscutiblemente, los acontecimientos se han producido de manera francamente amenazadora, señor.

– No veía el menor rayo de esperanza. Tenía la sensación de que el pájaro azul que me protege había arrojado la toalla y cesado en sus funciones. Y, sin embargo, aquí estamos, Jeeves, frescos como una rosa. Son cosas que te hacen pensar…

– Sí, señor.

– Tengo una expresión en la punta de la lengua que creo resume esta situación. Cuando digo una expresión, quiero decir una frase, una sentencia, un refrán. Lo que, según tengo entendido, se llama una cita. Algo acerca del júbilo que hacía algo.

– ¿El júbilo matinal, señor?

La alegría que nos transmite una mañana luminosa es ese Júbilo matinal que el desopilante P.G. Wodehouse nos narra en su novela homónima, originalmente Joy in the Morning, en la que el inefable Bertie Wooster y su genial mayordomo Jeeves hacen las delicias de cualquier lector inteligente. La historia comienza una hermosa mañana en la que Bertie Wooster, cegado por el júbilo que le producía la calidez del clima se retiró a descansar unos cuantos días, lejos del mundanal ruido, en Steeple Bumpleigh. Pero el bueno de Bertie era un urbanita y no sabía lo que iba a encontrarse en lugar de cuyo un panorama lo más elogioso que podía decirse es que era una ofensa para el paisaje. Menos mal que para neutralizar todo aquello contaba con el genial Jeeves, el mayordomo modélico con la capacidad de convertir cualquier catástrofe en un enredo de lo más regocijante.

Nos ha tocado vivir en este mundo y en esta época. Ningún tiempo pasado fue mejor y el futuro es, sencillamente, nuestro. Construyámoslo y como no cabe duda de que estamos atravesando un infierno, recordemos que sólo podremos salir de él – la frase es de sir Winston Churchill – si seguimos andando.

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18/03/2022 LA COLECCIÓN INVISIBLE