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LA TESORERÍA Y EL BENEFICIO

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Publicado en Empresas por Granada en agosto de 1998.

Dirigir una empresa requiere atender muy diversos ámbitos. Habitualmente, el directivo centra su actividad diaria en la gestión de proveedores y clientes, la asignación de los recursos humanos, etc. Sin embargo, la tesorería suele abandonarse en manos del banco que no tiene por que actuar en beneficio de su cliente.

Gestionar la tesorería con las posibilidades que nos ofrece supone mejorar nuestros beneficios finales.

Podemos reducir las empresas a un flujo de liquidez, con independencia del negocio que realice. Vistos como flujos de dinero todos los negocios son muy parecidos y a todos pueden aplicarse unas reglas básicas:

1.- Control de cobros: Es indispensable procurar que nuestros cobros sean rápidos, controlados y baratos. Aplazar los cobros supone una necesidad de inversión que desaparece si se reducen los plazos de cobro. Cualquier sistema de cobro supone gastos financieros. Revisar las condiciones utilizadas y acomodar los periodos de cobro de nuestros clientes y renegociar las condiciones bancarias. De este modo obtendremos el consiguiente ahorro en nuestra cuenta de explotación.

2.- Control de pagos: Debemos ordenar los pagos de modo que no generen gastos innecesarios. Igualmente, debemos acompasarlos con los cobros. Si no existe una estructura previa de tesorería podemos encontrarnos con la necesidad de financiar determinados pagos.

3- Gestión de liquidez:Los saldos vivos de tesorería deben mejorarse siguiendo tres vías:

a.- No tiene sentido mantener saldos ociosos. Las puntas de tesorería son un instrumento de inversión al que debe encontrase acomodo en productos flexibles y rentables.

b.- No debemos financiar necesidades de liquidez salvo que sea imprescindible.

c.- Por último, debemos evitar la utilización simultánea de una línea de financiación si hay recursos excedentes.

La gestión de tesorería incluye el control, no sólo de la liquidez inmediata sino también la financiación de esta y de la inversión, así como la rentabilización de excedentes.

Para obtener una acertada gestión de la tesorería debemos tener en cuenta una serie de ideas básicas:

1.- El dinero tiene un coste alternativo en función del tiempo: no es lo mismo cobrar o pagar hoy que dentro de un plazo. La posibilidad de disponer de efectivo nos permite reinvertirlo en compras o en productos financieros.

2.- Todas las empresas mantienen relaciones con las entidades financieras. Las transacciones bancarias son firmes el día que efectivamente son incorporadas al saldo a efectos del cálculo de intereses a favor o en contra. Como no tienen porque coincidir el día en que se realiza la operación con el día en que realmente se valora, dichas condiciones pueden negociarse específicamente.

3.- La Flotación: Vender es diferente de cobrar y cobrar no es igual que disponer de efectivo. Siguiendo ésta argumentación comprar es diferente a pagar y pagar no conlleva la pérdida inmediata de la disponibilidad del dinero. La flotación es el plazo que separa dos fechas de un flujo monetario.

a.- La flotación financiera es el periodo entre un cobro y la disposición de los fondos, o entre un pago y el cargo en valor de los fondos.

b.-La flotación comercial representa el período que dista entre las fechas de cobro teórico y real. Generalmente se debe a la morosidad de los clientes o a la ineficacia de nuestros sistemas de cobro.

4.- La tesorería puede producirnos beneficios. Se trata de gestionar la liquidez de modo que no suponga costes o los minimice y que produzca ingresos.

5.- La rentabilidad del disponible nulo. Esta idea puede resultar una paradoja, pero si reducimos al máximo los saldos de la cuenta de Caja – financieramente ocioso -y los de los depósitos bancarios a la vista – casi ociosos – y a cambio los rentabilizamos mediante la inversión en mercaderías o en productos financieros mejoraremos sensiblemente nuestros resultados.

En definitiva, si somos capaces de acomodar cobros y pagos, reduciendo la financiación de nuestra empresa dispondremos de fondos para invertir. Frente al concepto clásico de liquidez disponible hay que buscar la posibilidad de disponer, aunque sea temporalmente, de excedentes que nos permitan incrementar nuestros beneficios finales.


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