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EL BANCO COMO PROVEEDOR DE DINERO

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El negocio bancario se basa en el paso del tiempo. Sin él, no tendrían sentido ninguna de las operaciones bancarias básicas cuya historia se hunde en la antigüedad. Parece demostrado que en Babilonia, hacia el año 2.000 a.C., existían ya el depósito y el préstamo de mercancías. Dichas operaciones se llevaban a cabo en los templos, que tanto allí como después en Egipto, utilizaban los depósitos de grano que recibían de los fieles para prestarlo a los campesinos necesitados. El plazo del préstamo iba desde la siembra hasta la cosecha.

Aunque se repita habitualmente que el objeto del negocio bancario es el dinero, realmente es el paso del tiempo. El dinero sólo es el soporte en el que se valoran las operaciones financieras pero el elemento fundamental de las operaciones bancarias y de la fórmula del interés no es otro que el tiempo. Los banqueros siempre han sido traperos el tiempo.

Por todo ello, en la gestión de la tesorería de las empresas y en la de las propias operaciones bancarias por parte de las entidades financieras, el análisis de los plazos y la cadencia de ingresos y egresos es casi más importante que cualquier otra consideración. Una mala gestión de tesorería provoca crisis de liquidez que cuando se consolidan pasan a serlo de solvencia y pueden provocar consecuencias indeseadas en las compañías.

De todos modos, la inversión básica de las entidades financieras es la de proveer de dinero a sus clientes. El activo del banco se basa en los derechos de cobro que mantiene con sus clientes, del mismo modo que su pasivo recoge las obligaciones que ha contraído con sus clientes que, en infinidad de ocasiones, se encuentran, simultáneamente, en ambas posiciones jurídicas.

Una vez que un cliente realiza la solicitud de la operación, el banco comprobará la realidad de los datos aportados y consolidará el riesgo, en caso de que lo crea necesario, mediante una o varias garantías propias o ajenas al cliente. Una vez entregado el dinero, el Banco cede su propiedad y el cliente podrá disponer libremente de ella, salvo en aquellas ocasiones en las que la financiación sea finalista y el banco exija la justificación de la misma.

Realmente, las operaciones bancarias, conocidas desde la antigüedad, sólo permiten entregar importes determinados de dinero que se devolverán en un plazo pactado –préstamo-, anticipar derechos de cobro de modo que se hagan efectivos a presente –descuento- y poner a disposición del cliente y durante un plazo, hasta un límite determinado de dinero –crédito-. En todos los casos, el tiempo es una magnitud fundamental ya que será la que determinará precio y coste.

Los productos de Activo bancario, que pueden incluir condiciones variables, son los cuatro siguientes:

1.- Descubierto en Cuenta: Es un préstamo unilateral concedido por el banco en una situación determinada de falta de liquidez del cliente. Se produce cuando una cuenta que deba tener saldo acreedor, presenta saldo deudor, en función de que el banco haya hecho frente a pagos por cuenta del cliente superiores a los saldos disponibles de este, bien por acuerdo expreso o tácito entre ambas partes o por discrecionalidad del banco. Habitualmente, se basa en la confianza que tiene el banco en la solvencia del cliente. Es un préstamo irregular ya que no media solicitud, ni acuerdo, ni siquiera aceptación por parte del cliente.

2.- El Descuento y operaciones similares: En estas operaciones, el banco anticipa fondos contra cualquier documento que recoja un derecho de cobro del cliente. Los documentos en cuestión quedan en poder del banco que los hará efectivos a su vencimiento. El título debe reflejar la existencia de un crédito no vencido contra un tercero. En unas ocasiones, el impago del mismo será reclamable al cedente y en otras, no.

3.- El Préstamo: Aquí, el banco entrega una cantidad determinada de dinero a su cliente que se compromete a devolverla en cantidades y plazos prefijados. El préstamo no se constituye hasta que el banco abona la cantidad pactada y la obligación se liquida una vez que se haya devuelto la cantidad total prestada y los intereses pactados.

4.- El Crédito: En este caso, el banco permite al cliente disponer de cantidades de dinero, hasta una cantidad máxima definida. La deuda no es fija puesto que pueden hacerse ingresos o disposiciones siempre que el saldo no supere el límite concedido. En el caso de que lo superara estaríamos ante una combinación de crédito y descubierto que, en este caso, se suele denominar excedido.

En ocasiones, el banco, más que asumir un riesgo de impago, asume la posibilidad de incurrir en ese riesgo, garantizando a su cliente frente a un tercero. Al situarse como sustituto en la obligación asumida por el cliente, exclusivamente en su vertiente económica, el banco estudiará la operación como lo que es, un riesgo, tan sólo posible, pero un riesgo.

En estas operaciones el banco no emplea recursos económicos y por tanto no es una inversión. Se incluyen en el activo porque suponen un riesgo real, ya que, en caso de que la operación no tenga buen fin, el banco deberá hacer frente a la garantía prestada. Se les denomina créditos de firma y los más usuales suelen ser:

1.-  Avales: el banco aparece como deudor subsidiario de un tercero, del que su cliente es deudor principal, cuyo crédito refuerza.

2.- Créditos documentarios: son operaciones mediante las cuales el banco garantiza el cobro o el pago de exportaciones e importaciones.

Sobre estos planteamientos, la banca ha creado un importante número de operaciones tipo que permiten, a particulares y empresas financiar tanto la liquidez como las inversiones en activos fijos.


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